Juan Ramon Jimenez - Oh pasión de mi vida.doc

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"ĄOh pasión de mi vida, poesía
desnuda, mía para siempre!"

 

"Reflection"

Luis Ribas

 

 

 



 

Reseńa biográfica

Poeta espańol nacido en Moguer, Huelva en 1881.
Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, donde se aficionó al cultivo de la pintura.
Salió de Espańa al comienzo de la guerra civil, viviendo sucesivamente en Puerto Rico, La Habana,
Florida y Washington.
En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura, falleciendo dos ańos después en medio de una profunda
desolación por la pérdida de su esposa Zenobia.
Autor entre otras obras de: ŤPlatero y Yoť y ŤDiario de un poeta recién casadoť. Š

 



A mi alma

Acabas de salir de tu alcoba... Yo he entrado...   

Adolescencia

Agua mujer

Ahogada

Alegría nocturna     

Amor

Anda el agua de alborada...         

Ante la sombra virgen

Aquella tarde, al decirle...

Árboles hombres

Belleza cotidiana -amor tranquilo-...       

Cállate por Dios, que tú...        

żCómo era, Dios mío, cómo era?

Con lilas llenas de agua... 

Cuando, dormida tú, me echo en tu alma...

De tu pecho alumbrado

Desnudos

Donador            

El amor

El día bello

El mar lejano          

El todo

En el sopor azul e hirviente de la siesta...

Espejeo de estío             

Esperanza

Estoy triste, y mis ojos no lloran... 

Eternidades

Iba blanca y tierna...

Jardín            

Las tardes de enero 

Le he puesto una rosa...  

Lejos tú, lejos de ti...

Los caminos de la tarde...         

Luna sola    

Manos  

Mar ideal

Mi cuerpo

Nada

Nocturno 

Nostalgia

Nubes  

Octubre II  

ĄOh triste coche viejo, que en mi memoria ruedas!...

Otońo

Poeta    

Primavera  

Qué débil el latido...

ĄQué dulcemente va cayendo tu belleza!... 

ĄQué goce triste éste...

ĄQué tristeza de olor a jazmín! El verano...

żRemordimiento?

Reproches  

Rosas mustias de cada día...

Se entró mi corazón en esta nada...        

Si yo, por ti he creado un mundo...

Solía ser en el estío. El viejo coche...

Sueńo

żTe acuerdas?         
 
Te conocí, porque al mirar la huella...

Te deshojé como una rosa...

Tal como estabas 

Todas las rosas blancas de luna caían...

Viento negro, luna blanca...   

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros...    

 

 

 

A mi alma

Siempre tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.

Una onda no pasa de la nada,
que no se lleve de tu sombra abierta
la luz mejor. De noche, estás despierta
en tu estrella, a la vida desvelada.

Signo indeleble pones en las cosas.
luego, tornada gloria de las cumbres,
revivirás en todo lo que sellas.

Tu rosa será norma de las rosas;
tu oír, de la armonía; de las lumbres
tu pensar; tu velar, de las estrellas.

 

Acabas de salir de tu alcoba... Yo he entrado...

Acabas de salir de tu alcoba... Yo he entrado.
está desarreglada, deshojada, marchita...
sobre una silla de oro, el corsé perfumado
que llevabas la tarde de la última cita...

En el sofá -Ąoh recuerdos!- la magia de tu enagua,
tu huella en el desorden fragante de tu lecho,
Ąah, y en la palangana de plata, sobre el agua,
una rosa amarilla que perfumó tu pecho!

ĄY un olor de imposible, de placer no extinguido
y saciado, ese más que tiene la belleza,
laberinto sin clave, sin fin y sin sentido,
que nace con locura y muere con tristeza!

 

Adolescencia

En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos.
desde la dulce mańana
de aquel día éramos novios.

-El paisaje sońoliento
dormía sus vagos tonos,
bajo el cielo gris  y rosa
del crepúsculo de otońo-.

Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas
como quien pierde un tesoro.

-Caían las hojas muertas,
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.

No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,
...y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.

 

Agua mujer

żQué me copiaste en ti,
que cuando falta en mí
la imajen de la cima,
corro a mirarme en ti?

  

Ahogada

ĄSu desnudez y el mar!
Ya están, plenos, lo igual
con lo igual.
La esperaba,
desde siglos el agua,
para poner su cuerpo
solo en su trono inmenso.
Y ha sido aquí en Iberia.
La suave playa céltica
se la dio, cual jugando,
a la ola del verano.
(Así va la sonrisa
Ąamor! a la alegría)
ĄSabedlo, marineros:
de nuevo es reina Venus!

 

Alegría nocturna

ĄAllá va el olor
de la rosa!
ĄCójelo en tu sinrazón!
ĄAllá va la luz
de la luna!
ĄCójela en tu plenitud!
ĄAllá va el cantar
del arroyo!
ĄCójelo en tu libertad!

 

 

Amor

No, no has muerto, no.
Renaces,
con las rosas en cada primavera.
Como la vida, tienes
tus hojas secas; tienes tu nieve, como
la vida...
Mas tu tierra,
amor, está sembrada
de profundas promesas,
que han de cumplirse aún en el mismo
olvido.
ĄEn vano es que no quieras!
La brisa dulce torna, un día, al alma;
una noche de estrellas,
bajas, amor, a los sentidos,
casto como la vez primera.
ĄPues eres puro, eres
eterno! A tu presencia,
vuelven por el azul, en blanco bando,
blancas palomas que creíamos muertas...
Abres la sola flor con nuevas hojas...
Doras la inmortal luz con lenguas nuevas...
ĄEres eterno, amor,
como la primavera!

 

Anda el agua de alborada...

                                                                        (Romance popular.)

Doraba la luna el río
-Ąfresco de la madrugada!-.
Por el mar venían olas
teńidas de luz de alba.

El campo débil y triste
se iba alumbrando. Quedaba
el canto roto de un grillo,
la queja oscura de un agua.

Huía el viento a su gruta,
el horror a su cabańa;
en el verde de los pinos
se iban abriendo las alas.

Las estrellas se morían,
se rasaba la montańa;
allá en el pozo del huerto
la golondrina cantaba.

 

 

Ante la sombra virgen

Siempre yo penetrándote,
pero tú siempre virjen,
sombra; como aquel día
en que primero vine
llamando a tu secreto,
cargado de afán libre.
ĄVirjen oscura y plena,
pasada de hondos iris
que apenas se ven; toda
negra, con las sublimes
estrellas, que no llegan
(arriba) a descubrirte!

  

...

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