Aeroplano N22.pdf

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Revista de Historia Aeronáutica. Año 2004. Nº 22
Pilotos pioneros de la Aviación española
Diario de Juan Comas Borrás en la Guerra Civil española
Carlos Martínez-Vara de Rey, mucho más que un gesto
1
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Revista de Historia Aeronáutica. Año 2004. Nº 22
Pilotos pioneros de la Aviación española
Diario de Juan Comas Borrás en la Guerra Civil española
Carlos Martínez-Vara de Rey, mucho más que un gesto
1
3 PRESENTACION
PILOTOS PIONEROS DE LA AVIACIÓN ESPAÑOLA. Por Fernando Martínez de Baños Carrillo. 4
22 EL PRIMER AVIÓN QUE LLEGÓ A CANARIAS POR SUS PROPIOS MEDIOS. Por Ricardo García de Celis Borrell.
SEVILLA Y EL ZEPPELÍN. Por Nicolás Salas. 26
34 LA CASA DEL MAR Y SUS ALREDEDORES. Por Javier Sánchez Lladó.
AERO MARÍTIMA MALLORQUINA. Por Lluis Corominas. 46
60 75 ANIVERSARIO DEL VUELO SEVILLA-BAHIA POR EL JESÚS DEL GRAN PODER. Por Adolfo Roldán Villén.
DOS ENTREVISTAS PARA LA HISTORIA. EL VUELO DEL CUATRO VIENTOS. Por Antonio González-Betes. 70
78 FRANCISCO LEÓN TREJO: «EN CUATRO VIENTOS NO SE SUBLEVÓ NADIE». Por Antonio Montero Roncero.
UN HEINKEL PARA LA REPÚBLICA. Por Carlos Lázaro Ávila. 92
100 AQUELLAS PROMOCIONES. Por “Canario” Azaola.
UN MECÁNICO MONÁRQUICO, REPUBLICANO, ROJO Y NACIONAL. Por Rafael de Madariaga Fernández. 103
114 DIARIO DE JUAN COMAS BORRÁS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DE 1936 A 1939.
AMPLIACIÓN AL DIARIO DE JUAN COMAS BORRÁS. Por Jesús Salas Larrazábal. 116
130 UN MOSQUITO ESPAÑOL. Por “Canario” Azaola.
CARLOS MARTÍNEZ-VARA DE REY, MUCHO MÁS QUE UN GESTO (1). Por Cecilio Yusta Viñas. 138
Revista de Historia Aeronáutica
Edita
MINISTERIO
DE DEFENSA
SECRETARÍA
GENERAL
TÉCNICA
Dirección y Redacción: IHCA – Princesa, 88 bis – 28008 MADRID – ESPAÑA
Teléfono: 91 544 40 80
Depósito Legal: M.20014-1983. ISSN: 0212-4556. NIPO: 076-04-079-X
Impresión: Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire (CECAF)
Suscripción: 7,21euros; Número suelto: 9,62 euros; Extranjero: 9,62 euros, más gastos de envío
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NORMAS DE COLABORACION
A fin de facilitar la labor de la redacción, toda persona que lo desee puede cola-
borar con la Revista Aeroplano, siempre que se atenga a las siguientes normas:
1. Los artículos deben tener relación con la historia de la Aeronáutica Aviación
o Aeroestación Esañola.
2. Tienen que ser originales y escritos especialmente para la Revista, con el estilo
adecuado dado el carácter de la publicación.
3. Los autores entregarán el original y una copia de sus trabajos para facilitar
su revisión. Las correcciones serán efectuadas por la redacción o por co-
rrectores profesionales. La redacción introducirá el mínimo de modificacines
que se consideren necesarias a fin de mantener los criterios de uniformidad
y calidad que requiere la revista.
4. La extensión no podrá superar los 20 folios Din-A4, a dos espacios y por una
sola cara.
5. Los trabajos se presentarán en disquetes Macintosh o MS-DOS en cualquie-
ra de los programas: Word Perfect o Microsoft Word.
6. Las ilustraciones que se incluyan deberán ser de una cierta calidad. Los ma-
pas, gráficos, etc., se presentarán perfectamente en papel vegetal, conve-
nientemente rotuladas. Todas irán numeradas y llevarán el correspondiente
pie, así como su procedencia. Será responsabilidad del autor obtener los
permisos de los propietarios, cuando sea necesario. Se indicará en el mar-
gen del texto el lugar aproximado de colocación de cada una. Todas las ilus-
traciones pasarán a formar parte del archivo SHYCEA, respetando los posi-
bles derechos de autor.
7. De los gráficos, dibujos y fotografías se utilizarán aquellos que mejor admi-
tan su reproducción.
8. Siempre se acusará recibo de los trabajos recibidos, pero ello no comprome-
te a su publicación. No se mantendrá correspondencia sobre los trabajos, ni
se devolverá ningún original recibido.
9. Además del título deberá figurar el nombre del autor, así como su domicilio y
teléfono, y si es militar, su empleo, situación y destino.
10. Los trabajos publicados representan exclusivamente la opinión personal de
los autores.
11. Las colaboraciones se enviarán a la Redacción de la Revista Aeroplano, c/
Princesa 88 bis, 28008 Madrid.
Dirección:
José de Aza Díaz
Coordinación:
Antonio Rodríguez Villena
Redacción y Diseño:
Antonio Alonso, Juan Medina, Maite Dáneo.
Portada e ilustraciones:
José F. Clemente Esquerdo.
El Instituto de Historia y Cultura Aeronáuticas agradece su colaboración
a todas aquellas personas que han cedido desinteresadamente fotografías para
la elaboración de los artículos que se recogen en este número de AEROPLANO.
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PR
AC
Fieles a nuestro propósito de publicar al menos un número anual, me
complace presentar el vigesimosegundo ejemplar de Aeroplano correspon-
diente al año 2004. Desde aquel 1983 en el que se presentó el primer Aero-
plano, año tras año hemos cumplido puntualmente con dicho compromiso,
ello nos ha permitido alcanzar hoy día tan importante número de revistas
publicadas. Tal circunstancia, unida al hecho de haber conseguido un reco-
nocido prestigio en el campo de la investigación y cultura aeronáutica, nos
hace considerar a Aeroplano como una revista ya totalmente consolidada,
siendo optimistas de cara a su futuro y animándonos a seguir trabajando en
la misma línea.
Consecuente con los objetivos fijados desde un principio, de publicar
aquellos trabajos monográficos de investigación sobre la historia y cultura
aeronáutica que, teniendo interés y calidad, no tienen sin embargo la sufi-
ciente extensión para ser publicados como libros por el Instituto de Historia
y Cultura Aeronáuticas (IHCA), hemos de destacar en el presente número,
el rigor y valor histórico de sus artículos que constituye el rasgo común de
los trabajos que la componen. En este ejemplar podemos encontrar tanto
biografías de personajes ilustres, pioneros de nuestra aviación, como la his-
toria de instituciones propias del Ejército del Aire o bien episodios muy inte-
resantes sobre aviones emblemáticos. Se completa el número con un artí-
culo riguroso, ameno y documentado conmemorativo del septuagésimo
quinto aniversario del vuelo del “Jesús del Gran Poder”. Aeroplano, sensible
a todas las efemérides aeronáuticas de carácter nacional, no podía dejar
pasar esta fecha sin un recuerdo que resalte tan significativo aniversario de
una de las mayores gestas de la aviación española.
En el área de personal hemos de lamentar las pérdidas en este año del
General de División Juan Delgado Rubí, que fue Director del IHCA y poste-
riormente General Jefe del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire
(SHYCEA), que con tanto amor y entrega cuidó Aeroplano, y del Suboficial
Mayor Francisco Navarro Cañada, que con prontitud y desvelo llevó duran-
te años la faceta administrativa de la revista. Así mismo, pero en este caso
por imperativos de la edad, nos dejó por pase a la situación de retirado el
General de División Juan Garay Unibaso, Jefe del SHYCEA, igualmente,
pero por cambio de destino, el General Enrique Pina Díaz cesó en la direc-
ción del IHCA después de casi dos años de buen hacer, a ambos les agra-
decemos su dedicación y excelente labor. En este apartado de agradeci-
mientos, mención especial merecen nuestros colaboradores, sin cuyo es-
fuerzo no hubiese sido realidad este número de Aeroplano; finalmente
aprovecho esta oportunidad para agradecer al equipo de redacción el traba-
jo realizado para que esta publicación haya podido ser editada y puesta al
alcande de sus lectores. Sólo nos queda desearos que disfruteis con la lec-
tura de este número, que estamos seguros os deleitará una vez más y au-
mentará vuestros conocimientos de la Historia Aeronáutica española.
J OSÉ DE A ZA D IAZ
General Director del IHCA
Madrid, noviembre 2004
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Ángel Martínez de Baños y Ferrer:
piloto pionero de la aviación española
F ERNANDO M ARTINEZ DE B AÑOS C ARRILLO
Coronel de Artillería
Fotografías: Ángel Martínez de Baños Valdés
N adie podría imaginar que en tan
Los primeros años de su vida militar
transcurrieron con normalidad cum-
pliendo los cometidos propios de un
oficial de caballería, asistiendo, inclu-
so, a Concursos Hípicos Internaciona-
les, como el de Barcelona en 1911.
Pero fue a partir del año siguiente, que
ya era Primer Teniente, cuando el 10
de marzo marchó a Madrid para asistir,
con asistente y caballo, a las prácticas
de aviación en el aeródromo de Cuatro
Vientos formando parte de la segunda
promoción de pilotos militares que, por
cierto, tuvo de profesores a tres de los
“veteranos “ de la primera, y a los bri-
tánicos Pistón y Busteed, ambos estos
últimos de la casa Bristol.
La primera promoción estuvo com-
puesta exclusivamente por cinco ofi-
ciales del Arma de Ingenieros: Kinde-
lán, Herrera, Barrón, Ortiz Echagüe y
Arrillaga, aunque no está de más re-
cordar que el primer piloto militar es-
pañol fue el Infante don Alfonso de Or-
leáns, que sacó su título en la Escuela
francesa de Mourmelon. Para la com-
posición de la segunda promoción se
hizo necesaria una indicación del capi-
tán Kindelán para que todas las Armas
y Especialidades pudieran acceder a
los cursos. Sólo se exigía la aptitud fí-
sica. De esta manera Martínez de Ba-
ños, que era de Caballería, pudo ac-
ceder a Cuatro Vientos.
Durante su permanencia en el curso
efectuó 59 vuelos en aeroplano como
pasajero y 542 como piloto; en marzo
de 1913 fue dado de alta en el Servi-
cio de Aeronáutica Militar pero sin de-
jar su arma de Caballería. El 21 de ju-
nio, fue declarado piloto aviador militar
de 1ª categoría y efectuó vuelos de
perfeccionamiento y de enseñanza en
los biplanos Farman. Estos aparatos,
con los Nieuport y con los Lohner
Pfeilflieger, habían sido elegidos en el
Plan de Material para el Servicio de
Aeronáutica creado por la Real Orden
de 28 de febrero de 1913.
La segunda promoción la formaron,
además del teniente de Caballería
Ángel Martínez de Baños, los capita-
nes Alfonso Bayo, de Estado Mayor, y
Celestino Bayo, de Infantería. Y los te-
sólo cien años de existencia de la
humanidad, los adelantos que la
aviación ha experimentado hayan resul-
tado tan sorprendentes. Pero sorpren-
dente es ver cómo eran los primeros apa-
ratos voladores y ver cómo son ahora en
todos los sentidos, en funcionalidad, ra-
dio de alcance, velocidad, altura, comodi-
dad, etc., etc., sin mencionar los avances
tan extraordinarios en el campo de la as-
tronáutica. Y más sorprendente es cono-
cer el entusiasmo de aquellos hombres
que, enamorados de sus locos cacha-
rros, dieron todo lo que tenían, incluso su
vida, para que este progreso haya existi-
do. Pero no sólo los pilotos merecen
nuestro aplauso, sino también mecáni-
cos, científicos, técnicos y fabricantes,
que atendiendo a sus conocimientos y a
las indicaciones de los pilotos, mejoraban
una y otra vez los aparatos voladores.
En España, como en el resto de los
países europeos, hubo hombres que
se ilusionaron con el apasionante mun-
do de la aviación que había nacido en
1903, y como no era menos, los dife-
rentes gobiernos apoyaron estos pro-
yectos. El Ejército español fue, y es,
uno de los puntales que trabajó en ese
campo, si bien bajo un punto de vista
estratégico y táctico de la Defensa.
De todos los primeros pioneros es-
pañoles vamos a seguir las vicisitudes
de uno de ellos, uno de tantos, que no
ha pasado a la historia pero que dejó
su vida en el empeño de lograr que
“aquello” volara. Fue capitán de caba-
llería, piloto de aeroplano de Primera
Categoría y Observador de Aeroplano,
con un concepto de “Valor Acreditado”
profesionalmente. Uno de sus logros
fue el ser el primer militar que aterrizó
en Zaragoza, culminando el Raid Ma-
drid-Zaragoza, en 1914. Su trágico fin
fue el encontrar la muerte por acciden-
te, cuando iba de pasajero en comi-
sión de servicio, en un avión francés
que iba a ser adquirido por España
para sus Fuerzas Armadas. El acci-
dente ocurrió el 16 de noviembre de
1919 a las 1100 horas en Velasco
(Soria). Este piloto se llamaba Ángel
Martínez de Baños y Ferrer.
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